martes, 29 de septiembre de 2009

Los caídos






El cielo de pizarra tembló y comenzó a gotear. La dramática procesión de algunos pájaros tardíos se precipitó de sur a norte. El viento hacia lo suyo. Estábamos en alerta. Sobre el césped paneles de nieve sucia endurecían más la visión, las ventanas del cuarto no dejaban de cimbrar, con lo cual todo el paisaje alrededor mío era, como decirlo…ominoso. Si hubiera sido más temprano, aun así, hubiera salido a caminar. No se veía un misero color vivo. Estos días representan espectáculos dignos de entendidos, en mi jerga: de iniciados; pero quién lo entendería…

Los biólogos somos extraños. Trágicos a veces. En todo caso la investigación era indispensable. Ya no interesaba a quién le serviría, ni qué buena causa la tomaría en serio. Ya, era cosa mía. Se había convertido, de inmediato, en mi nueva obsesión. El adjetivo chiflado no era ninguna novedad en mi vocabulario. En la jungla del mundo académico, la envidia, el resentimiento, el fraude y la calumnia abundan como en la política. Los niveles superiores de la investigación científica están llenos de la misma ponzoña.

Antes de aventurarme a estudiar más de cerca el motivo de mis especulaciones, tomé el recaudo de cubrir mis manos y mi rostro. Entonces abrí la puerta y entré decidido a entablar un diálogo con esa criatura. Había aparecido mientras me duchaba, hecha como de agua, contornos sutiles, movimientos ondulantes, casi reptaba. Pero nada en ella me daba inquietud, al contrario. Durante todo ese día había cambiado siete veces su tono de piel. Ahora estaba blanca. Era menuda, cabeza, nariz, mentón, hombros, pechos, caderas, muslos, todo era armonioso. Las manos que sujetaban una hebra de algo que parecía un hilo, se movían con rapidez, intrépidas, parecían tocar un arpa invisible. Estaba lejos de ser un monstruo o en fenómeno. Era bella, sutil, proporcionada, tierna. Sus grandes ojos daban la sensación de cierto embrujo. Me sentí torpe, incompetente y desagradable al lado de ella. La vida misma manaba de esa criatura traslúcida y fantástica. Me escuché preguntar cómo se llamaba y de dónde había venido. El chirrido de su voz, o lo que supongo era su voz, me sacudió. Creí que era una queja. Pedí disculpas toscamente, no supe bien cómo hacerlo. No dejaba de juguetear con ese hilo plateado. Intuí que tenía que ver con algo de principio, de longevidad, de esencia.

Sin preverlo nuestras miradas se toparon. Se detuvieron la una en la otra, fijas. Al instante comencé a experimentar una dulce soledad, un sentimiento que jamás antes había conocido. Esa increíble sensación de intimidad con ese ser no tenía ningún antecedente en mí. Ni siquiera con la mejor de mis amantes, entre sábanas sudadas, había sucedido algo semejante. Estaba, frente a ella, desnudo de toda desnudez.

Sin hablar, nos abrimos el uno al otro en una comunicación tácita. Mi angustia se disolvió en su fortaleza. Ella, una criatura mínima, podía superar toda mi experiencia y mi fuerza. Supongo que ella absorbió parte de mi dolor humano. Mi pena, compartida, se suavizó y me sentí flotar, imantado por su palidez ideal y fantástica.

Desde algún lugar, otra voz poderosa, absoluta, resonó. Fue un choque acústico, y una letanía sempiterna, que me intimidó. Ese cuerpecito delicado se estremeció y mojó mi pecho, sobrevolándome, y descubrí gotas de sangre manchando mis manos. El tiempo conocido se resumió en una pizca de memoria y vi ésta vida, y muchas más vividas. Supe que ya no tenía oportunidad, que tenia que decidir en ese mismo instante y me paralicé. Su magnifica presencia y entender quien era me hicieron sentir miserable y absurdo. Me balancee entre la delgada línea del bien y del mal. Entonces negué por tres veces…


Sigilosa se elevó. La vi ascender sin una sola mueca. Supe que emigraba, para no volver, hacia el sitio primigenio, hacia el enigma, hacia lo inefable…lo eterno… y lloré sin salvación.







4 comentarios:

  1. Esto es maravilloso; uno empieza a leer y no puede parar de hacerlo, ...y se termina muy rápido...
    El Fotógrafo

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  2. Bueno, gracias por lo que decis. En realidad, tal vez, tengas razón...habrá que hacer una segunda parte :-) si el público lo pide, lo intentaré!!!
    Cariños

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  3. Reescribo:
    Imagino, tus ojos brillando en cada palabra que forman oraciones de tu sentir, imagino la intensidad de tus fantasías, recorro en la lectura de tus escritos, los contornos de las sensaciones que da la vida. Imagino, el pimpollo de una rosa embebida en el rocío del amanecer y me acuerdo de ti.
    Santa Fé de Bogotá (Colombia), 03 de septiembre del año 2009,... 11.pm.

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  4. Agus !!!
    Sinceramente, me emociona verte nuevamente en éste medio internetiano. Ha pasado tantísimo tiempo (años!!!)y tantas cosas… Me decías que tu vida es imparable, y que no querías parar. Tantos países y tantas vigilias y tantos vuelos…se podría escribir una novela sólo con tus experiencias. ¿La OMS la permitiría? jaja, que saben esos!!!
    ¡Un placer haberte leído, y espero que vuelvas por aqui!
    Dos besos.

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Gracias caminante...llévate una rosa, para que te arome el andar...