martes, 6 de julio de 2010

sin margen

Se huelen. Se rastrean, se buscan.
Desesperan.
Voraces, desbocados, incontentos.

Husmean el aire, vaticinan su presa.
Sin opciones, la naturaleza les duele en las ingles. Sus dioses les queman las sienes.
Desenfocan la mirada para
no omitirse.

Son crueles, sanguinarios.
Aborrecen.
Odian.
Suicidan.

Saben pocas palabras: repiten, repiten.

Esperan agazapados. Callan.
Son como lagartos.
Siempre afiebrados.
Siempre dispuestos.
Narcotizados, insensibles.

Se embriagan,
sudan    gotean    copulan
se asfixian,     se estallan
se crujen    y    ejecutan,
 derramándose.


   Acaso su cielo, realmente, los espere.